Las cosmologías contemporáneas, particularmente las que se asientan en las tentativas de dar cuenta de lo específicamente humano utilizando conceptos tales como sociedad, individuo, relaciones, historia, signo, persona, inconsciente, símbolo, comunicación, psiquis, cultura y un largo e interminable etcétera, han dado un vuelco esperable sobre sí mismas, recordándonos que la inanidad humana resulta tan evidente, que inclusive las variadas producciones humanas, a pesar de sí mismas, son una mera continuidad de la naturaleza. Sin plusvalías relativas ni absolutas, el mundo social deviene así en una continuidad del mundo natural. Es más: dado que las divisiones entre naturaleza y cultura son el resultado de puras clasificaciones y artilugios arbitrarios, las estructuras sociales poseen un patrón similar a las de la naturaleza...