La renuncia de
Benedicto XVI y el desencantamiento de Occidente.
Occidente se
desencanta por doquier. Cada vez más maquinizado y sobrehumano, cada vez más
rutinizado y obeso, el espíritu de Occidente – la llama metafísica de la
Iglesia Católica y su fuego, que supo avivar tantas hogueras, aunque no
precisamente para hacer un asado- parece decaer un poco más, desencantarse en
sus múltiples revisionismos, en sus supuestas razones signadas por la
Divinidad. ¿No era acaso el Papa el representante de Dios en la Tierra? ¿No
asistía el Espíritu Santo o alguna entidad tal vez indefinida a las autoridades
eclesiásticas a la hora de la elección papal? Todo esto parece socavarse,
auto-absorberse, frente a una Alta Modernidad tan burguesa, tan terrenal, tan
utilitaria. En definitiva, tan ordinaria y vulgar.
Y he aquí un Papa que
renuncia – según se nos dice- por problemas de salud, vejez y variados
achaques. Por falta de fuerzas para seguir con su función divina. Es el hombre
que renuncia a la representación de Dios en la Tierra. Un papa fatigado,
enfermo (¿pero qué hubiera pasado si
Jesús se hubiese cansado de hacer milagros o de difundir parábolas?) que
posible – y humanamente- también quiere
escapar a la decrepitud pública de los últimos tiempos de Juan Pablo II y su
peculiar manejo por la burocracia vaticana.
El Papa renuncia. Como
un viejo profesor, un aduanero, un dirigente de marketing, un líder político,
un jefe de panaderos. El Papa abandona el puesto principal de la única
teocracia de Occidente motivado por su frágil salud. Un hombre consciente de
sus limitaciones, y ante todo, un funcionario atinado. De la razón sustantiva a
la instrumental, de la divinidad a la rugosa realidad. Una imagen más de este
Occidente desencantado, desdivinizado, que exige de los sacerdotes, los
artistas y los intelectuales que hagan sus deberes, que incorporen plenamente
las constricciones institucionales, y particularmente, que abandonen toda
esperanza de encontrar alguna chispa divina en sí mismos y en los demás.
© L. Nicolás Guigou,
11 de febrero de 2013.