Una estética okupa. Texto para la exposición Trashumancia de
Boris Romero, Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay, 11 de julio de 2014.
Una
estética okupa.
Un
extraño volumen aproxima, expande y atraviesa espacios museísticos canónicos,
obras invaluables, artistas reconocidos, restos en fin, del naufragio de las
grandes apuestas estéticas occidentales. El volumen es pues insidioso y
molesto: una escultura (¿pero habría que llamarla así?) inquietante que cambia
de escala, de lugar, de luz, de densidad, frente a tanta y tanta parafernalia
artística legitimada, codificada y en eterna escena.
Boris M. Romero -o tal vez deberíamos decir sus trabajos, sus
procesos- no piden permiso. Ingresan, oc(k)upan, penetran y se agigantan al lado, dentro, o en un
afuera en extremo cercano a los momentos de la engreída performance de las
instituciones que dicen se dedican al
arte. Si acaso para Jorge Idel explotar el Museo del Louvre continúa siendo
la condición fundamental para destrabar el arte de sí mismo, para Romero alcanza con establecer una estrategia más
pacífica aunque probablemente más radical: exponer sin autorización, huir de la aprobación de los tribunales
supuestamente competentes, escapar de los certificados de los jueces del arte,
sortear el pase de los cancerberos de los Museos de la Eterna Gloria Artística.
Mientras
que la alicaída filosofía vernácula – discurso parasitario y anodino del
quehacer artístico- sigue preguntándose acerca de la legitimidad del arte, su
universalidad, las bases que lo
sostienen (?), Boris
M. Romero mediante su estética okupa por suerte no nos depara ninguna (e
inútil) respuesta filosófica: hace, produce, gesta un lugar que no requiere de
legitimidad ni legalidad ninguna. Es
en el momento que hace. Una inscripción intermitente que no
discute ni promueve un parloteo filosófico de ciegos, sino que trae – o atrae-
una nueva gestualidad que no admite ni la solicitud de permisos, ni las
autorizaciones preclaras.
Solamente discontinuidades en el estar y el no estar
al mismo tiempo. O bien otro tiempo – promovido como siempre, por una manera
otra de generar espacios- en el cual ya no se sostiene ni el canon artístico de
Occidente, ni tampoco sus vigilantes.
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Prof. Tit. Dr.
L. Nicolás Guigou, Dpto.
de Ciencias Humanas y Sociales, FIC, UDELAR
Director del Dpto. de Antropología Social, FHCE, UDELAR.