Video de la presentación de libros sobre la socio-espacialidad.

domingo, 20 de enero de 2019

ETNOGRAFÍAS DE FRONTERAS/ Serie Interficciones/


XIII Reunión de Antropología del MERCOSUR/
Llamado para el envío de resúmenes.
Territorios, fronteras y comunicación: flujos, conexiones , desconexiones y creencias en las antropologías de la contemporaneidad.

Dr. L. Nicolás Guigou (NAC/Dpto de Ciencias Humanas y Sociales/IC/FIC, UDELAR), Dr. Renato Athias (NEPE/UFPE), Dr. Jose Exequiel Basini Rodriguez (PPGAS/UFAM)

El Grupo de Trabajo ser propone profundizar y debatir sobre las diferentes conceptualizaciones que se vienen gestando desde la antropología social , las ciencias sociales y la comunicación sobre las prácticas territoriales, las ideas de frontera y de territorio, la noción de espacio público, privado, real y virtual. La necesaria complejización de la trama conceptual que anida en estos ítems espacio-temporales, se deriva de las transformaciones radicales generadas por los flujos comunicaciones en la contemporaneidad, obligando a cuestionar no únicamente las diversas caracterizaciones de los territorios y fronteras afectados por los mismos, sino también los términos, movimientos, sujetos u objetos que dichos flujos comunicacionales involucran.
Se pretende sobrepasar las construcciones teóricas sobre territorio y frontera en su mero devenir simbólico, político y físico, así como cuestionar las visiones sobre espacio público, privado, real y virtual, que atienden únicamente a su modelización política, simbólica, material y comunicacional.

https://www.ram2019.sinteseeventos.com.br/trabalho/view?ID_TRABALHO=234
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Reglas para el envío de resúmens al Grupo de Trabajo:

  • Se solicitarán:
    – Título propuesto: hasta 200 carácteres
    – Resumen: hasta 1500 carácteres (aceptamos propuestas en portugués, español e inglés)
  • Datos de los/las autores/as del trabajo (nombre completo, institución, correo electrónico y teléfono).
    El resúmen deberá ser encabezado con los siguientes datos:
    – XIII Reunión de Antropología del Mercosur
    – 22 a 25 de julio de 2019, Porto Alegre (RS)

  • – Grupo de trabajo: [INDICAR NOMBRE DEL GT] – Título del Trabajo [idéntico al que se registró en el momento de la inscripción] –
  • Nombre completo e institución del (los) autor (es) –
  • Fuente: – Arial, tamaño 12 – Espaciado de 1,5
    https://www.ram2019.sinteseeventos.com.br/trabalho/view?ID_TRABALHO=234

Los resúmenes deberán ser enviados por la página web de la XIII Reunión de Antropología del MERCOSUR:


con copia a:
gterritoriospublicofronteras@gmail.com



 ETNOGRAFÍAS DE FRONTERAS/ Serie Interficciones/ https://www.youtube.com/watch?v=WpbySdEYXoM



Acerca de fronteras, nomiNaciones y efectos teóricos.


En: Fronteras, diálogos e intervención social en el  contexto panamazónico.

Rodriguez, José Exequiel Basini; Rufino, Márcia Regina Calderipe Farias; Rufino, Dilton Mota; Santos, Daniel Tavares dos Fronteiras, Diálogos e Intervencáo Social no Contexto Pan- Amazónico/ José Exequiel Basini Rodriguez, Márcia Regina Calderipe Farias Rufino, Dilton Mota Rufino e Daniel Tavares dos Santos - organizadores -- Manaus: Editora da Universidade Federal do Amazonas, 2012. ISBN: 978-85-7401-659-7 1. 


LEER EN: 
http://www.academia.edu/3283481/Acerca_de_fronteras_nomiNaciones_y_efectos_te%C3%B3ricos

Acerca de fronteras, nominaciones y efectos teóricos
L Nicolás Guigou

La frontera consumada.

Estar cerca de la frontera (atravesarla antropológicamente) implica también considerar un centro, un núcleo de significaciones sociales cuya trama en continuo despliegue mostraría la unificación simbólica del espacio sacralizado del Estado-nación.
Este artículo intenta (más que caer en cierta gestualidad secularizante afirmada en el desvelamiento de los procesos y configuraciones que hacen a la sacralización espaciada de los Estados nacionales) indagar con más ahínco los efectos teóricos que atrae esa trama de significaciones expresadas en la dicotomía metafísica del centro-periferia.
De este modo, pensar sobre la frontera deviene, también, en un pensamiento fronterizo, nomádico, que trata de situar en otro lugar la propia temática de la frontera: salir, entonces, del pensamiento de Estado(1) incorporado que no hace más que repetir las consignas
del binarismo simbólico, generando mediante esta operativa una distancia entre una cierta frontera — límite de la periferia — y un centro, sobrecargado este último, de representaciones emblemáticas del Estado-nación en cuestión.

Figuras agonísticas. 

Bajo esas figuras con tanta espacialidad de centro-periferia, encontramos la reproducción implícita de la interiorización de los mitos del Estado-nación, del pensamiento de Estado, que continúa también en otras figuras sucedáneas de las anteriores.
Se trata de la dinámica de la dispersión y de la mezcla. Una suerte de doble movimiento que trata de establecer un mapa teórico por el cual se propone un centro capaz de albergar las significaciones sociales “más puras” del Estado-nación. En consonancia con este centro, una periferia siempre emergente, en la cual esas significaciones sociales van perdiendo su eficacia simbólica, a medida que se abandona progresivamente el centro.
La frontera, desde este lugar del pensamiento, evoca dos dimensiones relacionadas: la primera tendría su enclave en la dispersión de las significaciones sociales más valiosas (y emblemáticas) propias al Estado-nación. Y la segunda, en la mezcla propiamente dicha.
Al pensar la frontera desde este doble vínculo centro-periferia, la frontera sería el espacio de la ausencia de significaciones sociales que marcan y demarcan al Estado-nación.
Es importante retener por un momento este doble movimiento de la dispersión y mezcla, porque se generan mutuamente a través de una situación liminar, ya que en el límite, la dispersión deviene ausencia.
En el espacio sagrado del Estado-nación, la frontera, en tanto límite de esa sacralidad, terminaría convocando otro mundo profano, cristalizado en una ausencia por déficit simbólico. Y dado que la frontera es la última línea de la periferia, se trata entonces de la
dispersión del centro. Dispersión que anuncia su progresivo límite, hasta llegar a ese Otro profano que es la frontera, y cuyo cierre es la ausencia de significaciones sociales “puramente propias”, habilitando de este modo la mezcla. En un borde donde el aura estatal disminuye, la posibilidad de mezclar diversos códigos aumenta exponencialmente. Porque si la frontera es el Otro profano marcado por la ausencia, también constituye a la misma el Otro extranjero. No en vano la cercanía del Otro profano y el Otro extranjero. El Otro extranjero es particularmente contaminante porque la frontera ahonda en la ausencia. La frontera, justamente en esa ausencia, permite la contaminación. Ahora bien, a la dispersión condenada a la finitud y a la ausencia, y habilitadora por ende de la mezcla, se le agrega la redefinición de las significaciones sociales de uno y otro Estado-nación. Ese “y” señala también una disyunción: la frontera — para aquellos que quieran armar una ontología de las disyunciones — se encuentra interpelada una y otra vez por la demarcación performática, la remarcación de las significaciones sociales más emblemáticas de los Estados nacionales involucrados.
Esa ausencia y esa mezcla son una plenitud de paradojas que tratan de ser controladas — y sobre todo conjuradas — mediante                 ejercicios vehementes de presencia. En su límite fronterizo la sacralidad del Estado-nación, las representaciones que lo hacen visible, se vuelven más fervorosas, y a la vez son más horadadas que nunca.
En ese sentido, toda frontera es agonística.

El pensamiento nomiNacional.

En otro lugar hemos tratado de desarrollar lo que llamamos pensamiento nomiNacional (2).  
Se trata de prácticas clasificatorias incorporadas, mitologías prácticas del Estado-nación. Un pensamiento de Estado que se nutre de las significaciones sociales sacralizadas específicas a tal o cual Estado-nación. 

Este último, en tanto productor de sujetos-ciudadanos, establece mediante prácticas incorporadas institucionalizadas (e institucionalizantes) la interiorización de dichas mitologías. Se trata de una instauración de tiempo continuo. Sería baladí sostener una vez más que los mitos no se encuentran habitados por significaciones sociales, sino que son los ordenadores (y naturalizadores) de dichas significaciones. Por lo tanto, el pasaje de la historia a la naturaleza que preocupaba hace unas décadas a Barthes (1988) y que caracterizaba según este pensador al mito en tanto tal, se conformaría en tanto proceso clasificatorio que ordena esas significaciones sociales.

La mismidad imposible del Estado-nación está conformada por esa alquimia que trata de diseñar una épica de la constitución del Estado-nación y la prefiguración atemporal del mismo. Tiempo y atemporalidad constituyen la sacralidad — y el enclave mitológico — de todo Estado-nación.

El pensamiento nomiNacional, como cualquier otro pensamiento, es una práctica.
No se trata únicamente de postular a las significaciones sociales en su ordenamiento nomiNacional, sino de una práctica en las cual los significados sociales son puestos en acción y sometidos a riesgos empíricos. Esto hace referencia a los diversos fracasos, lagunas y experimentaciones a las que está sometido ese pensamiento nomiNacional.
Al mismo tiempo, descuidar los efectos simbólicos del mismo, nos llevaría a un camino cerrado. Pero en el descuido no tendríamos más que llamar a nuestro propio olvido.
Este olvido en general se expresa en las dificultades que tenemos de pensar más allá del pensamiento nomiNacional para dinamitar las certezas del centro-periferia, y todas las concatenaciones conceptuales que podemos agregar a estas dos figuras sea bajo la dispersión y la mezcla, sea a través de esos Otros inventados.
Uno de los efectos más relevantes del pensamiento nomiNacional es sa nominalismo mágico expresado en la incorporación clasificatoria (y mítica). Allí lo real y la representación de lo real se solapan, y son confirmados — casi obsesivamente — en las ritualísticas y en las performances de la andersoniana comunidad imaginada (Anderson, 1997). Y sin embargo, esta comunidad está constantemente en riesgo, motivo por el cual esa misma comunidad imaginada está en permanente trabajo sobre sí misma, situación que tal vez interpele a las propias reflexiones de Anderson. Una de las dificultades mayores para generar un pensamiento más allá del centro y la periferia estriba en que nosotros somos portadores también de ese pensamiento dicotómico. Pero, al salir de la dinámica del centro y la periferia, al fugarse de los movimientos que involucra, varios mapas comienzan a desplegarse. Ya no hay agonía ni ausencia, ni dispersión, ni mezcla. Y la frontera como límite deja de ser una costumbre de la mirada para volver al terruño más cercano y conocido, y mostrar todas sus alteraciones, su alteridad radical, su arte profano (y profanador).
Nos damos cuenta así que hemos seguido las costumbres del pensamiento por nosotros tan naturalmente incorporado.

El afuera de la frontera.

La nomiNación retoma aportes derridianos y de la Diseminación de Hommi Bhabha (Bhabha,1994) y trata de exponerlos en un terreno contiguo. La conjugación de lo real con lo visible, los efectos prácticos de esa
conjugación obliteran la multiplicidad de las fronteras que inquietan a ese centro-periferia imaginaria. ¿Qué quiere decir estar cerca de la frontera? Que las fronteras son líneas de conexión y desconexión que elaboran ellas mismas su territorialidad. Esto es, que las prác- ticas de las significaciones sociales heredadas viven bajo estado de interpelación permanente.
Ahora bien, líneas de conexión y desconexión, conjugan asimismo mundos posibles, mundos virtuales. Ya no de una virtualidad que se agota en su mera actualización, sino de un conjunto de posibilidades que ya habitan todas las formas de cosificación por la cual se expresa una suerte de mundo real. Así, la territorialidad de la frontera, en un sentido, se desvanece. Ya no trata de anudar mapa y territorio, ni posee anhelos de ubicación geográfica, solamente. Un indagar antropológico más allá del pensamiento nomiNacional se conjuga en un “aquí” de la frontera, en la disyunción, en el "y”.
A la visibilidad diagnosticada de las situaciones de fronteras se le deben sumar otras visibilidades que por evanescentes, por remo- vedoras, indican: la fragilidad de la norma, la normalidad y el control de aquello que con toda certeza relevamos como identidad.
Las reflexiones sobre la identidad, en tanto fondo virtual, — siguiendo aquí el aporte levistraussiano — han sido poco exploradas porque se vinculan con la ausencia de una “existencia real”.
Su existencia tendría más que ver con un operativa clasificatoria que con un “real” de la existencia. Explorar este citado fondo virtual nos lleva a los mundos de posibilidades que hacen sacudir cualquier noción de identidad, alteridad, centro-periferia, y por su- puesto, de la propia frontera.

Virtualmente, una frontera.


Abandonando la toponimia (y topología) obligada de la frontera, abandonando sus pretensiones de espacio geográfico, regresamos a un pensamiento de frontera.

El estudio de esa o aquella frontera sugiere que las fronteras son más que el último peldaño del límite agonístico del Estado- nación. Las fronteras son movimientos de significaciones sociales en los cuales se conjugan mundos de posibilidades, mundos virtuales reelaborados constantemente por el pensamiento nomiNacional.

Es por ello que puede anunciarse un “aquí” de la frontera, ya que por una parte tenemos todas las modalidades simbólicas de gestación de una identidad, todas las nominaciones — entre ellas la del nombre propio — que intentan asegurar una unidad a la           identidad. La identidad unitaria es, por cierto, una unidad centralizada, un centro. Este centro que asegura una identidad por sujeto se expande bajo la hegemonía del pensamiento nomiNacional garantizando también una centralidad simbólica (y por lo tanto, diagnosticando la dispersión, la ausencia y la mezcla) para el espacio sacralizado del Estado-nación.
Estas conexiones — identidad centralizada de los sujetos, de los ciudadanos, de los Estados nacionales —, se basan en la supuesta densidad de la centralidades identitarias, sin considerar que la    búsqueda de un centro de identidad es uno de los tanto topos que componen el pensamiento de Estado, el pensamiento nomiNacional. Pero, como señalábamos, el pensamiento nomiNacional está constantemente en situación de riesgo, tanto como las centralidades identitarias. Esto se relaciona con los efectos prácticos de la exposición de los significados sociales heredados y compartidos, porque,si bien el pensamiento nomiNacional trata de ser totalizador (tanto como lo es la simbología totalizadora del Estado-nación), lo cierto es que el mismo está expuesto a situaciones empíricas cuya incoherencia es permanente; pero al mismo tiempo esta incoherencia es controlada bajo los efectos de variados dispositivos discursivos / institucionales que continúan augurando la nomiNación.

Capturas y desvíos.

Si acaso los significados sociales sometidos a la acción ya esbozan las limitaciones del pensamiento nomiNacional, por cierto
 anuncian la emergencia de los ya citados mundos virtuales, y de la frontera en tanto pura virtualidad.
Más allá de la confianza que puedan deparar las clasificaciones más intimistas de la identidad y la alteridad — las hoy teóricamente reificadas mismidades y otredades — lo cierto es que la frontera, en tanto pura virtualidad, atraviesa esa mismidad y otredad haciendo un ejercicio teórico descentralizado que releva lo fronterizo, inquie- tando esas modalidades dicotómicas.
Explorar desde la frontera consiste en advertir los mundos posibles, las virtualidades múltiples presentes en toda situación apa- rentemente normal y conveniente.
Encontraremos, entonces, las fronteras en dimensiones simbólicas, ritualísticas y performáticas que parecen entrar de lleno en el núcleo identitario más singular y firme. También habrá fronteras en la incoherencia y coherencia de códigos culturales que ya no aceptan ingresar al terreno de las tipologías culturales y linguísticas, a la clasificación exacerbada. Porque la frontera como línea de investigación solamente puede describir estados — evanescentes y cambiantes — y anunciar alguna tipología para traicionarla nuevamente.

Tipos, rasgos diacríticos, representaciones emblemáticas tienen más que ver con los efectos de realidad del pensamiento nomiNacional — determinante de lo visible y lo decible, de la lengua legítima disciplinaria — que con la multiplicidad de significaciones anidan en las supuestas firmes demarcaciones territoriales.

Pensemos en las disciplinas, en las comunidades académicas nacionales, en las llamadas comunidades imaginadas, en los        territorios culturales, en los mapas y los mojones que establecen los límites, en la frontera. Nuestra mirada podrá descansar con cierta tranquilidad antropológica en los ejercicios identitarios de totalización, en las esforzadas tentativas de separatividad, en la            construcción de un centro y de una singularización que convenientemente se anclará en una temporalidad (y una tradición). Y allí las fronteras, derramando multiplicidades frente a tanta adusta seguridad de identidades, frente a los emblemas definitorios. Esta antropología de la presencia que trata de congeniar lo real con lo visible y lo decible coloca a las fronteras como un pliegue irregular frente al paroxismo de las identidades demarcadas y ciertas.
Al otorgarle un territorio a la frontera se evita profundizar en todas las irregularidades, en las posibilidades soterradas habitantes de esos espacios de identidad concluyente.
La frontera como pura virtualidad emerge en esos espacios de cierre convocando multiplicidades varias que requieren de una antropología de la disyunción, del estudio de prácticas            descentralizadas que desequilibran continuamente esos períodos de una identidad expresada en tanto continuidad consigo misma.

El tiempo de la frontera.

Es por ello que la temporalidad (cuando pensamos en la frontera como espacio hermenéutico) resulta un enclave importante no solamente para extraer la imagen de frontera de sus postulados
 geográficos, sino para permitir que la misma sea pensada desde una temporalidad discontinua.
El pensamiento nomiNacional trata de anular el tiempo — esto es cronologizarlo, historizarlo, volverlo un relato conveniente y plausible — mediante la elaboración de una totalización continuada. Esto es, dado que la propia temporalidad está trabajada por multiplicidades, establecer que la identidad continúa idéntica a sí misma a través del tiempo, requiere hacer abstracción de todas las modificaciones que la misma ha sufrido a través de éste, tal como lo indica Ricoeur (Ricoeur, 2000).

Estas modalidades de abolición de la discontinuidad y de la producción de un estilo de temporalidad está signada por la elabo- ración de un curso de la identidad fiel consigo misma a través del tiempo.
A partir de allí se podrán gestar centros y periferias, adentro y afuera, límites fronterizos, dispersión, ausencia, mezcla.        Trayectorias de sujetos que en sus posibilidades de mantenerse fieles a su propia tradición identificatoria pueden transitar como sujetos históricos sin mayor problema. Esto no ocurre únicamente cuando historizamos Estados nacionales, fronteras o territorios culturales. Ocurre también cuando mediante sendos giros etnocéntricos tratamos de construir una Historia del Arte, e inclusive, una Historia de la Locura. En ambos casos estamos generando sujetos como Arte o Locura, haciéndolos trasegar por una variedad de temporalidades totalmente ajenas a dichas conceptualizaciones.
El efecto teórico de tamañas improntas identitarias permiten coagular y hacer cristalizar prácticas dispersas que desde nuestro lugar identificamos precisamente y encapsulamos bajo conceptos históricos que quieren lucir en tanto transhistóricos.
Al recuperar entonces la temporalidad de la frontera como parte de una estrategia hermenéutica, las discontinuidades temporales identitarias pasan a conformar lugares claves para gestar una antropología necesaria: una antropología del pensamiento de frontera.
Notas.
(1). El pensamiento de Estado — principalmente en la exposición llevada a cabo por Deleuze
y Guattari (1988),- puede ser indagado a través de la noología. Dicha noología, al estudiar las imágenes del pensamiento en su vertiente histórica, lo que está haciendo, por cierto, es abordar un “pensamiento de Estado”: De este modo, “...el Estado según Deleuze y Guattari proporciona al pensamiento “una interioridad” (una forma) en la cual el sujeto sólo podrá pensar desde la centralidad del pensamiento-Estado, y usar esas imágenes inclusive para refrendarlo en la oposición...” (GUIGOU, 2005, 2004, p. 74).
(2). Ver: Guigou, L. Nicolás. Sobre cartografías antropológicas y otros ensayos. Montevideo: Hermes Criollo, 2005 y Guigou, L. NicolásCartografías antropológicas: sobre clasificaciones, escrituras y
derechos humanos. Anuario de Antropología Social y Cultural. NORDAN, Montevideo, 2004 y Guigou,  Comunidade Virtual de Antropología, SC, Brasil, 2003. http: / /www.antropologia. com.br/arti/colab/a24-nguigou.pdf. 

Referencias  Bibliográficas. 
Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. 
México D. E: Fondo de Cultura Económica, 1997.
Barthes, Roland. Mitologías. Mexico: S. XXI, 1988.
Bhabha, Homi. The location of culture. New York: London:            Routledge, 1994. Dissemination: time, narrative and the margind of the modern nation. In: Nation and narration. BhaBha, Homi (ed.). New York: London: Routledge, 1990.
Deleuze, Gilles; Guattari, F, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos, 1988
Guigou, L. Nicolás. Sobre cartografías antropológicas y otros ensayos. Montevideo: Hermes Criollo, 2004a.
Guigou, L. Nicolás.. Cartografías antropológicas: sobre clasificaciones, escritura y derechos humanos. ln: Anuario de Antropología Social y Cultural. Monte- video: NORDAN, 2004b. Disponível em: <http:/ /www.antropologia.com.br/arti/colab/a24-nguigou.pdf.> Acesso em: 2003.
Lévi-Strauss, Claude. La identidad. Barcelona: Pretel, 1981. Ricoeur, Paul. La mémoire, l' histoire, l' obli. París: Seuil, 2000.



EN LA FRONTERA CON DELEUZE
 Podría ser en la frontera, mirando un espejo, o bien entrando a su clase mientras voces rizomáticas anuncian un agujero de antes del habla. 
Las voces se colorean, extrañas materialidades que se multiplican, se yuxtaponen en el momento que Alicia pasa ese espejo y ya no hay imágenes ni palabras sino un pensamiento iridiscente, del afuera.
Un pensamiento del entre, que crece como la hierba en la vereda mudando la tranquilidad del cuerpo, sus certezas de carne, la duplicación de la vista. Lo decible y lo visible dejan de ser pared-blanca-agujero-negro y se abren rompiendo y anunciando la alegría vital de la mano de Nietzsche el bailarín.
La sonrisa nietzscheana que disuelve las máscaras de los afectos tristes.
DELEUZE EN LA FRONTERA 
L. Nicolás Guigou 




Conferencia inaugural en la Sala Antel – frontera Uruguay/Brasil Org: Aldeanómade, julio de 2004.

https://www.youtube.com/watch?v=WpbySdEYXoM



                                                          ETNOGRAFÍAS DE FRONTERAS/ Serie Interficciones/       
   https://www.youtube.com/watch?v=WpbySdEYXoM                                                                      
                                                       












https://www.youtube.com/watch?v=WpbySdEYXoM











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